¿Por qué no empezamos a debatir en serio sobre una agencia de gestión del SNS encargada de los sistemas de información, de una central de compras compartida, y de los fondos de cohesión y compensación? ¿Por qué no plantearse de una vez por todas la forma jurídica de nuestros hospitales, transformándolos en empresas públicas con gestión independiente participada por los ciudadanos-pacientes? ¿Por qué no plantear una competencia, basada en resultados, no en ideología, entre el sector público y el privado?